¿Somos lo que comemos?
Se habla mucho de lograr una alimentación sana, de cambiar malos hábitos alimentarios y de evitar alimentos demasiado refinados o procesados. Sabemos que, en general, la alimentación urbana occidental es desequilibrada y, junto con el sedentarismo, hacen un dúo poco sano.
Una dieta correcta debe tener agua, hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales en cantidades adecuadas, y eso se logra con equilibrio y variedad de alimentos. La mayoría de nosotros somos omnívoros y existe la creencia generalizada de que mejorar la calidad de lo que comemos es más caro, trabajoso y menos rico.
Podemos mejorar nuestra calidad de alimentación sin tener que cambiar radicalmente nuestras costumbres, y también podemos elegir seguir otro tipo de alimentación.
Hay ciertos tipos de alimentación que se diferencian claramente del resto. Hablamos con gente amiga que practica la alimentación consciente, el ayurveda, la macrobiótica y la vegana, para que expliquen en primera persona de qué se trata y por qué consideran que vale la pena seguirlas.
¿Qué significa alimentación consciente? (Angie)
“La Alimentación Consciente busca comer con atención e intención: comer con la intención de cuidarnos y con la atención necesaria para sentir la comida y sus efectos en uno mismo. Implica elegir la comida tanto para alimentarse como para disfrutarla. Es no contar calorías sino nutrientes.
Ser conscientes de que somos lo que comemos. Es saber alimentarse sabiendo que cada alimento resulta como un combustible para tu cuerpo.
Es no privarse de nada sino disfrutar de cada plato en su porción adecuada. Cuanto más colorido sea tu plato, mejor es tu camino hacia una alimentación sana. Comer sano hace bien al cuerpo y embellece el alma.”
¿Qué es la alimentación Ayurveda? (Nalanda)
“El Ayurveda es una forma de vida, La Vida Natural Holística, traducida del sánscrito original, AYUR (Vida) y VEDA (conocimiento), que considera al ser humano como un ente integral, es decir: Cuerpo físico, Mente, Intelecto y Alma en armonía con la naturaleza. Se origina en el Tibet hace 5000 años, y hoy en día, en Occidente, se lo está conociendo especialmente por los criterios de alimentación que es una de las bases de esta forma de vida. Este Ayurveda es Vedanta tibetano, que tiene distintos criterios del hindú.
Un 70% del Ayurveda es preventivo y el resto es curativo, es decir que se da mucho énfasis en la prevención con hábitos adecuados y la forma de preparar los alimentos, y en la manera de ingerirlos armónicamente; así como también se dan pautas adecuadas de mantenimiento del cuerpo, la mente, el intelecto y del alma a partir de diferentes técnicas de purificación, desintoxicación y rejuvenecimiento que se determinan a partir del estudio individual de cada persona. Los alimentos se preparan con conciencia y amor por la naturaleza, sin químicos ni conservantes, sin refinados, sin grasas agregadas ni colorantes artificiales. Se basa en una alimentación lacto-vegetariana, utilizando todos los recursos que la naturaleza ofrece en sus diversas variedades, tanto burdas como sutiles.” (texto original: VK)
¿En qué se basa la alimentación Macrobiótica? (Adriana y Graziella)
“En Macrobiótica se aprende que se debe comer en forma equilibrada. Se basa en cereales integrales (arroz, mijo, quínoa, amaranto, trigo sarraceno y bulgor), algas (que son las verduras del mar), verduras crudas y cocidas en diferentes formas. Las proteínas provienen de pescados, huevos, tofu o legumbres. Se busca un plato balanceado, con un mayor porcentaje de arroz integral, y luego se reparte entre las proteínas, legumbres y verduras cocidas y crudas. Las preparaciones se hacen al vapor, wok u olla a presión. También se incluyen sopas. Es una comida sana, nutritiva, deliciosa. Realmente se aprende a comer. Terapéuticamente es muy buena: muchas personas la conocieron por temas de salud y luego la incorporaron.
Compramos productos orgánicos, que no son más caros que los de verdulerías o supermercados, al contrario, a veces son más baratos, y si sumamos todo lo que se ingiere en agroquímicos al consumir estos últimos y lo que provocan en nuestros organismos, no es ni para pensar.
El camino de la alimentación responsable tiene que ser una decisión personal, antes de que sea tarde, esto es, que el organismo acuse los impactos de años y años de agresiones de todo tipo. Es así, cuando llega el momento de cada uno y no antes, no por imposiciones de otro. Sólo la propia experiencia enseña.”
¿Qué implica ser vegano? (Malena)
“Ser vegano es un estilo de vida que implica no sólo un compromiso nutricional, sino también ecológico y ético. Es una elección humana nacida del respeto, amor y compasión hacia los animales, la naturaleza, la salud y el compromiso con uno mismo, y gracias a la información a la que hoy en día podemos acceder, lo único necesario es abrir los ojos al trasfondo tan doloroso que todos nos negamos a ver en un principio, y tomar acción. Es posible vivir sin especismo; convivir con los demás seres vivos. Los veganos nos alejamos lo más posible de la explotación animal, ya sea en la industria alimentaria, como en la indumentaria, cosmética, farmacéutica o del entretenimiento.
En términos de dieta (en especial en Argentina y el resto de América Latina), la centralización de la carne y lácteos como fuentes de proteínas y calcio ha llevado a la desinformación de que sólo comemos ensalada y carecemos de una buena nutrición. Una sana dieta vegana incluye las principales fuentes vegetales de proteínas y calcio: legumbres, semillas, hojas verde oscuro y soja. Como en cualquier dieta balanceada, el consumo de frutas, verduras y agua terminan de complementar nuestra alimentación. Cualquier rápida investigación nutricional nos lleva a concluir que es saludable, sustentable económica y ecológicamente y, por supuesto, armónica y respetuosa en relación con los demás seres vivos.
Particularmente, yo no soy una vegana orgánica por temas económicos y también un poco por la facilidad de comprar mis verduras en cualquier lado, aunque planeo lograrlo en un futuro. Siempre es posible comer rico y sano, dándose gustos y por supuesto, sin participar de la crueldad animal en la que nadie quiere pensar, que es la ganadera”.